Una de las principales fiestas de Huaquechula es el Día de Muertos cuando en las casas de quienes perdieron un ser querido en el transcurso del año les dedican las famosas ofrendas o altares de muertos.Dichos altares son formados por varios pisos (la mayoría consta de tres) sostenidos por una estructura cubierta con papel picado en color blanco. 

Primer nivel, que representa el mundo terrenal, en éste se ubica la foto del familiar fallecido reflejada en un espejo, por lo que no se le ve sino indirectamente. Tal disposición recibe diversas interpretaciones. Para algunos lugareños el espejo representa la entrada al más allá, o al inframundo.El segundo nivel representa el cielo, en donde es posible reconocer angelitos, y a la Virgen María.

La tela de satín blanco suele estar dispuesta en forma de pliegues que semejan nubes. Con frecuencia se observa la incorporación de elementos diversos de la liturgia católica como el cáliz con la hostia y ceras de diversos tamaños. La modernidad ha llevado a sustituir las velas por luces de neón blancas.

El tercero o cuarto nivel simboliza la cúspide celestial, con la presencia invariable de un crucifijo que preside desde lo alto toda la estructura, rematando un espectáculo visual de indudable belleza.

Para completar la decoración se utilizan cirios, calaveras de azúcar, sahumerios con copal y como contraste el amarillo intenso de las flores de cempasúchil. Durante los dos días que dura el festejo, los dueños de la ofrenda preparan mole, tamales, chocolate de agua con pan de muertos para que los visitantes disfruten de estos platillos con ellos.

 

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